Un nuevo año se acerca, y como cada Nochevieja, es momento de hacer la lista de sueños por cumplir para este 2020. Yo he sido un poco más ambiciosa, y en mi lista personal me he propuesto trabajar día a día para que esta década sea la década del “Talento 2020”.
¿Y cuál es mi propósito “Talento 2020”? Que las compañías consigan crear una Experiencia Empleado y Candidato única, enfocando sus esfuerzos en comprender cómo es y qué demanda el talento que necesitan. Algo que no solo impactará en su productividad y objetivos de compañía, sino que además contribuirá a un cambio cultural y laboral necesario para seguir creciendo como sociedad.
Son muchos los aspectos que engloba este “Talento 2020”, pero como los propósitos es mejor ponerlos por escrito para tenerlos siempre presentes, aquí los tenéis a grandes rasgos:
1. Evaluación por objetivos
Para mí, la asignatura pendiente y la llave de entrada a un sistema laboral flexible y adaptable a las necesidades sociales actuales. Tenemos que erradicar la idea de que “tantas horas haces, tantas horas trabajas”, que solo lleva a un arraigo de la cultura del presencialismo.
Marcar objetivos realistas, medibles, escalables en el tiempo, tanto a nivel individual como grupal… Solo de esa manera conseguiremos dotar de libertad real a nuestros empleados, dándoles la capacidad de organizar sus tareas y su tiempo. Y es que en la confianza mutua está el Santo Grial de la productividad y la eficiencia.
2. Desarrollo de capacidades soft y experienciales
Aprendizaje continuo. Ese es el ingrediente básico para asegurar la motivación de nuestros equipos. Pero para que realmente sea una motivación, debemos ofrecer un aprendizaje diferente, más allá del inglés, de los cursos de liderazgo, de las herramientas digitales…
Desarrollo de Creatividad, Técnicas de Venta, Comunicación Oral y Escrita, Medición y Análisis de Datos, Inteligencia Emocional… A la hora de aprender, la aplicación directa en nuestras funciones no debe ser el límite.

Cruzando el Rin
Además, hay que entender que aprender no solamente se hace a través de Formación pura y dura. Aprendemos con nuevos proyectos, trabajando con diferentes personas, asistiendo a charlas y foros, a través de networking interno y externo… El estancamiento y el encasillamiento en un puesto son los grandes enemigos a batir de esta década.
3. Flexibilidad y adaptación a los horarios sociales
La sociedad está evolucionando, pero el mercado laboral español no consigue arrancar para ir a la misma velocidad. Debemos buscar modelos laborales que se adapten a las necesidades actuales, que permitan compaginar vida laboral y profesional sin que suponga un perjuicio al desarrollo profesional. Ejemplos hay muchos: Teletrabajo, semanas de cuatro días o vacaciones sin fin son algunas tendencias que, aunque a algunos le parezca de ciencia ficción, en otros países ya es cosa del día a día.
Y no solo hablamos de flexibilidad de tiempo, también de espacio: lugares abiertos que se adaptan a las necesidades de los empleados, desde la mesa, la luz, el aire, las paredes… ¡Incluso el café!
4. Management vocacional
Transformar el concepto de Management de un puesto de “poder jerárquico” a un rol con unas funciones específicas para conceder el peso que demanda a la figura de manager.
Un cargo al que solo optarán perfiles preparados para ello, y con las ganas necesarias para liderar y organizar equipos ¿Cómo puede hacerse algo así? Creando un rol específico, con la gestión como función principal del mismo, no como parte de un reconocimiento tradicional al uso. Un puesto que responde a una inquietud personal, y no a un afán de “control, poder y superioridad”. Esa es la clave para crear buenos managers.
5. Crecimiento transversal
Y si conseguir ese “management vocacional” es clave para contar con auténticos líderes por la causa, ofrecer una alternativa de crecimiento profesional es lo segundo de la lista. Necesitamos ofrecer alternativas de crecimiento al arcaico desarrollo vertical, donde puedas desarrollarte por niveles, sin necesidad de dejar de hacer aquello que te gusta, ni de asumir equipo si no forma parte de tus inquietudes. Una acción que ya tienen compañías como Hubspot y que funciona de maravilla.
Asignación de proyectos interesantes, colaboraciones con equipos diversos, involucración en desarrollo de negocio y proyectos propios de compañía, o desarrollar un sistema de niveles / categorías dentro de cada función, son algunas de las alternativas a instaurar para que este modelo funcione con éxito.
6. Diversidad real (en todos los sentidos)
No solo de género (que también). Diversidad de edad o generacional, de raza, sexual, de etnia, incluso de formas de ser y actuar. El enriquecimiento profesional y la innovación se disparan cuando conseguimos poner a trabajar a personas con diferentes formas de pensar y vivir. Algo en lo que todavía nos queda un largo camino, ya que seguimos empeñados en reclutar candidatos con más cualidades similares entre sí que diferencias.
Como veis, mi propósito “Talento 2020” es demasiado grande para cumplirlo en tan solo 366 días (que este año es bisiesto, os recuerdo). Busca transformar la mentalidad laboral de una sociedad de por sí muy arraigada en los sistemas tradicionales. Estoy convencida que con educación, concienciación y buenas prácticas, este cambio social y laboral está más cerca que nunca. Y si ya contamos con el apoyo de candidatos, empleados y compañías para hacerlo posible, ¡no hay nada que nos pare! Al menos la buena voluntad y las ganas de trabajar os aseguro que no me faltan. Cuento con vosotros y con un poco de suerte para hacerlo posible. A por el 2020.