Últimamente mis encuentros profesionales fuera de la oficina son todo un “deja vù”. Siempre que acudo a una charla aparecen como setas expresiones como “es necesario ser más Agile” o “El Data-crunching nos permitirá hacer esto y aquello”. Palabras comodín que todo ponente que se precie debe introducir sí o sí en su discurso. Y sino, ¡vaya timo!
Yo intento ocultar mi cara de susto. Es lo que tiene que una palabra se ponga de moda en el mundo empresarial, que todos parecen expertos y tú prefieres ocultar que no tienes ni la más remota idea de qué son realmente o cómo funcionan. Ya lo decía mi abuela, “mejor parecer ignorante que demostrar que lo eres”, y qué gran verdad.
Es entonces cuando me da por mirar a la audiencia. Una audiencia concentrada, que asiente con la cabeza como afirmando al 100% todo lo que el ponente expone. Pero yo sé la verdad, que en su interior están todos tan perdidos como yo, pensando con estupor “otra vez lo de Blockchain para arriba, Blockchain para abajo… pero, ¿realmente de qué va esto?”
Primero el objetivo, luego la solución (¡y no la revés!)
Parece que estas palabras comodín son la respuesta para todo. Y que los métodos Agile, las maravillas del Blockchain, las mil y unas “New Ways of Working” o los beneficios de las “Fluid Structures” son la respuesta a todos nuestros problemas. Métodos y teorías que debemos aplicar sí o sí a nuestras empresas de forma impepinable. Porque si no nos hundimos, si no, nos quedamos fuera de la corriente innovadora…
Y es que por no quedarnos fuera no vemos que nos está arrastrando la corriente. Es cierto, hablamos de metodologías maravillosas que han revolucionado la forma de trabajar de muchos. Pero, ¿solo por ello debemos estirarlo como un chicle y aplicarlo a todo lo que se mueve? ¿O quizá estemos cegados por las tendencias y el miedo constante a “renovarnos o morir”? No debemos olvidar que todas estas herramientas y metodologías se crearon para solucionar un problema concreto. Cada uno el suyo. Por eso, si aquello que intentamos solucionar dentro de nuestra compañía encaja con el objetivo y finalidad de estos nuevos modelos, ¡estupendo! Si no, nos espera un batacazo inmenso al final del túnel.
… Y sobre todo, ¡piensa en tu target!
Es bueno inspirarse en qué está triunfando fuera, pero tan importante como eso es ser capaces de parar y pensar qué necesitan nuestros equipos y si ese formato los ayudará a trabajar mejor y obtener mejores ideas. En decir, si esa metodología sumará a mi modelo de negocio o, por el contrario, supondrá un atasco del que no sabremos cómo salir.
No en todas las áreas puede funcionar las metodologías Agile, ni el Big Data es extensible a todos los procesos internos… ¡o sí! Pero antes de lanzarnos a la innovación por la innovación, hagamos un ejercicio de reflexión: ¿Qué problema he detectado?; ¿A quién afecta este problema?; ¿Cómo puedo solucionarlo?. Si empezamos por la tercera cuestión, algo estamos haciendo mal. Ya lo dicen en mi pueblo: “Empezar la casa por el tejado nunca puede traer nada bueno”. Y a muchos les está quedando un techo precioso.